15.5.09

André Domingues


El equívoco

El médico me engañó con respecto a mi diagnóstico
y a su optimismo: yo había contraído la vida.
Me habló muy claro de los síntomas, advertencias
y medicinas, pero claro, a mí se me olvidó todo
(tenía todavía dos o tres minutos de vida)
y seguí viviendo así, sin darme cuenta de que vivía
minuto a minuto el maravilloso efecto del equívoco
alumno extranjero de las clases de los días mortíferos
eximio amante, padre, profesional irreprensible
hasta el día que quise morir.
Pero en ese mismo día se prorrogaron todos los plazos
para presentarme los requerimientos, venenos y cuchillos
a mí mismo, y el pasaporte que yo soñaba detenido
por la poli divina se volvió francamente falsificado y vitalicio,
y yo no tuve más remedio que tomar un ansiolítico
y simular que soñaba para siempre que moría
en un accidente
de cuyo nombre no quiero acordarme.


Comentários:0

Postar um comentário

<< Home